miércoles, octubre 24

- ¿A qué viene esta tristeza ahora?

- No lo se, pero a nada bueno, seguro. Amenaza con quedarse, me temo que esta vez va para largo, ha traido equipaje para desvestir alegrías eternamente, para noche y día, para verano e invierno.

-¿Y para entretiempo? Sabes que son muy traicioneros, uno ve el sol y cree que hace calor, asomas el pico sin abrigo y una ventolada te devuelve a la realidad.

- No, pero eso ella no lo debe saber, jugaré mis cartas en las medias tintas.

-Yo creo que tienes las de ganar, mira al frente, ves la meta ¿eso no te hace animarte?

- Si, pero durante un par de segundos, lo que tardo en volver a casa y verla a ella ahí, tan elegante, dispuesta a hacerme compañía eternamente.

- Hablé con ella.

-¿ Y, te dijo cuando se iría ?

- No, me dijo que se sentía demasiado cómoda a tu lado, así, como si te gustase recostarte en su regazo para dormir.

- Es cierto, he de reconocer, que aunque es fría, tiene su olor, incluso si cierro los ojos, su tacto, es como un mar de recuerdos.

- En el que tú no haces más que naufragar.

- Pero es un mar dulce...

- De todas formas, no puede quedarse ahí para siempre.

- ¿No?

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