miércoles, octubre 24

Miedo





Se moría de frío, joder, y de miedo... Temblaba como un crío y lloraba. Lloraba, y en cada lágrima se le iba la poca vida que le quedaba. Amaneció ansioso, con una presión horrible, abrazado a la almohada, respiraba a un ritmo frenético, y el aire de esa habitación le agobiaba, ese aire era para dos... Cerraba los ojos, de vez en cuando, para comprobar si todo era una pesadilla, o no. No. No lo era. No podía creerlo. No podía perder la vida así, no podía ver marchar su vida por la puerta de atrás, con media sonrisa, y con ganas de ser vivida. Vivida por otros. Quejándose por todo, y soñando con dormir. Era horroroso, recuerdo verle esconderse tras las sábanas una y otra vez, y llorar, como nunca lloró. Se levantaba de la cama, sin hacer mucho ruido, por si ella siguiese ahí, enroscada como un gato, dormida, por si estuviese ahí, no despertarla. Era incapaz de creerselo. Tropezaba con la silla, donde esperaba encontrar su ropa, todo por no abrir la ventana, sabía que la luz a esas horas la hacía despertar de muy mal humor. Se sentaba en una esquina de la habitación, y abrazándose las rodillas, con un paranoico movimiento, lloraba. Seguía esperando a que se despertase, se diese media vuelta y entre bostezo y bostezo, le dedicase una sonrisa. Todo había perdido sentido, había perdido el norte en su cuerpo, cualquier intento de hacer algo con sentido, de ahora en adelante, sería estúpido. Se moría de frío, joder... y de miedo.

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