miércoles, octubre 24

¿Cuál es la verdadera libertad?


Desde que nacimos, esclavos. Desde que nacimos, marionetas. Nos adoctrinan con un falso concepto de libertad. Nacimos dependientes de un cuerpo cálido, de una atención. Crecimos esclavos de todo, hemos sido los yonkies modernos. Dejamos las drogas que a ellos no les gustaban para ser dependientes de las suyas. Dependientes y pendientes, del paso del tiempo, de deseo de la belleza atemporal, de un concepto primitivo del sexo, de la idea romántica del amor. Pendientes de no caer, para no tener que pedir ayudar a la hora de ponernos en pie. Pendientes de sonreir mientras nos dan la puñalada por la espalda. Nos hicimos más fuertes, es cierto, pero a la vez más pequeños. Y distantes. Desterramos el concepto de libertad, lo sustituimos por una idea cargada de dualismos, si eres feliz y estás solo, no eres feliz. Para existir el amor han de ser por lo menos dos, y en el amor romántico, si no duermes preso de unos brazos, de nada vale lo que hace romper en latidos tu pecho. Si vives momentos preciosos, pero no los compartes, no vives. Sufrimos síndromes horribles de abstinencia debido a la escasez de nuestra droga. Y un día, sin saber cómo, te sientes libre, te condenan con la libertad. Y como perro aterrorizado que tras recibir una paliza, se queda en el mismo rincón, temblando, aunque esa puerta ya esté abierta... nos sentimos paralizados. Eternamente paralizados. Esclavos otra vez, pero esta vez de nosotros mismos.

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