jueves, octubre 25

- ¿Crees en las casualidades?

- Ahora si.

- ¿Y qué es lo te hizo cambiar de opinión?

- Piensa un poco anda...

- Mmmm... ya se. ¿Conocernos?

- Bueno, aunque es presuntuosa, podría ser la respuesta correcta, eso también fue una preciosa casualidad, pero no, no me refiero a eso.

- ¿Entonces?

- Todo lo demás.

- ¿Todo lo demás? ¿A qué te refieres? Pero si acabamos de conocernos, no hay todo lo demás.

- Ajám, por eso.

- No lo entiendo.

- ¿Y eso importa? ¿Realmente necesitas entenderlo ? ¿O más bien crees necesitarlo?

- Se llama curiosidad.

- ¿Y donde vive?

- En la calle inquietud, es vecina de la ilusión, a menudo la visita, para que no se quede dormida, es algo perezosa...

- Diles que tengan cuidado, creo que doña Rutina está pasando revista... Pero ¿Y bien...? No has respondido a mi pregunta.

- Lo hacía con mis palabras, veamos, realmente no creo que lo necesite.

- Entonces déjalo. Y disfruta.

- Pero tú tampoco has respondido a mi pregunta.

- ¿No? Yo creo que si, pero escribiré sobre ello.

- ¿Escribirás sobre mi?

- No quieras adueñarte de algo tan grande.

- No es adueñarme, sería algo así como ser tu musa.

- ¿Mi musa?

- Si.

- Que manía de poner nombres estúpidos a las cosas más bonitas.

- A mi me parece bonito.

- Pero no deja de ser estúpido, al poner nombres, ponemos límites.

- Los límites sirven de referencia, podemos ajustarnos, o ser un poco más valientes y sobrepasarlos.

- Poner límites a la inspiración es cortar las alas a una ave, tan sólo le quedaría arrastrarse.

- Como las serpientes.

- Exacto. Dejar de ser lo que de verdad se es, para ser lo que esperan que seamos.

- ¿Siempre analizas todo?

- No, es casualidad.

No hay comentarios: