domingo, agosto 17

Dicen las paredes.

En el sector infantil de la Feria del Libro, en Bogotá:

"El locóptero es muy veloz, pero muy lento."


En la rambla de Montevideo, ante el rio-mar:

"Un hombre alado prefiere la noche."


A la salida de Santiago de Cuba:

"Como gasto paredes recordándote."

Y en las alturas de Valparaíso:

"Yo nos amo."


En Buenos Aires, en el puente de La Boca:

"Todos prometen y nadie cumple. Vote por nadie."


En Caracas, en tiempos de crisis a la entrada de uno de los barrios más pobre:

"Bienvenida clase media."


En Bogotá, a la vuelta de la Universidad Nacional:

"Dios vive."

Y debajo, con otra letra:

"De puro milagro."

Y también en Bogotá:

"¡Proletarios de todos los países, uníos!"

Y debajo, con otra letra:

"(Último aviso.)"


En Montevideo, en el barrio Brazo Oriental:

"Estamos aquí sentados, mirando cómo nos matan los sueños."

Y en la escollera, frente al puerto montevideano del Buceo:

"Mojarra viejo: no se puede vivir con miedo toda la vida."



En letras rojas, a lo largo de toda una cuadra de la avenida de Colón, en Quito:

"¿Y si entre todos le damos una patada a esta gran burbuja gris?."


En pleno centro de Medellín:

"La letra con sangre entra."

Y abajo firmando:

"Sicario alfabetizador."


En la ciudad uruguaya de Melo:

"Ayude a la policía: Tortúrese."


En un muro de Mesatepe, en Nicaragua, poco después de la caída del dictador Somoza:

"Se morirán de nostalgia, pero no volverán."


En la Facultad de Ciencias Económicas, en Montevideo:

"La droga produce amnesia y otras cosas que no recuerdo."


En Santiago de Chile, a orillas del río Mapocho:

"Bienaventurados los borrachos, porque ellos verán a Dios dos veces."


En Buenos Aires, en el barrio de Flores:

"Una novia sin tetas más que novia es un amigo."


Eduardo Galeano - El libro de los abrazos

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