En el sector infantil de la Feria del Libro, en Bogotá:
"El locóptero es muy veloz, pero muy lento."
En la rambla de Montevideo, ante el rio-mar:
"Un hombre alado prefiere la noche."
A la salida de Santiago de Cuba:
"Como gasto paredes recordándote."
Y en las alturas de Valparaíso:
"Yo nos amo."
En Buenos Aires, en el puente de La Boca:
"Todos prometen y nadie cumple. Vote por nadie."
En Caracas, en tiempos de crisis a la entrada de uno de los barrios más pobre:
"Bienvenida clase media."
En Bogotá, a la vuelta de la Universidad Nacional:
"Dios vive."
Y debajo, con otra letra:
"De puro milagro."
Y también en Bogotá:
"¡Proletarios de todos los países, uníos!"
Y debajo, con otra letra:
"(Último aviso.)"
En Montevideo, en el barrio Brazo Oriental:
"Estamos aquí sentados, mirando cómo nos matan los sueños."
Y en la escollera, frente al puerto montevideano del Buceo:
"Mojarra viejo: no se puede vivir con miedo toda la vida."
En letras rojas, a lo largo de toda una cuadra de la avenida de Colón, en Quito:
"¿Y si entre todos le damos una patada a esta gran burbuja gris?."
En pleno centro de Medellín:
"La letra con sangre entra."
Y abajo firmando:
"Sicario alfabetizador."
En la ciudad uruguaya de Melo:
"Ayude a la policía: Tortúrese."
En un muro de Mesatepe, en Nicaragua, poco después de la caída del dictador Somoza:
"Se morirán de nostalgia, pero no volverán."
En la Facultad de Ciencias Económicas, en Montevideo:
"La droga produce amnesia y otras cosas que no recuerdo."
En Santiago de Chile, a orillas del río Mapocho:
"Bienaventurados los borrachos, porque ellos verán a Dios dos veces."
En Buenos Aires, en el barrio de Flores:
"Una novia sin tetas más que novia es un amigo."
Eduardo Galeano - El libro de los abrazos
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