jueves, noviembre 15

This mess we're in



En muchas ocasiones he llegado a una conclusión. Es evidente que todos, desde nuestro propio pellejo, apreciamos la realidad según nos toca. Unos alardean de golpes de suerte, por ser muy afortunados cuando algo les sale bien. Y otros se tachan de mediocres e ineptos, y afirman soberbiamente formar parte de esa clase de gente que jamás tuvo, tiene ni tendrá suerte cuando algo les sale mal. Ambos se equivocan, pero no les importa. Nunca hubo algo tan placentero como sentir que la culpa o responsabilidad de todo la tienen otros, o otras circunstancias. Aterra la idea de que todo tiene su consecuencia. Causa y efecto. ¿Por qué ibamos a tener que cargar con la idea de que si tú vida es una supuesta maravilla, puede que sea, debido a méritos personales y de la gente que te rode? No...

Eso sería resultar prepotente e incluso arrogante. Pero sobre todo... ¿ Por qué ibamos a tener que cargar con la responsabilidad de sentir que si nuestra vida resulta una completa basura, puede que sea gracias a nosotros mismos ? No, en absoluto. Eso pesa tanto, como la idea de que las cosas pueden cambiar, si, pero que no lo hacen solas. Yo nunca tuve suerte, aunque muchos repiten una y otra vez que si, tampoco he tenido mala suerte, simplemente, he obtenido resultados, tanto de mis acciones, como de mis omisiones.

Nos han llenado los bolsillos de frases a través de literatura, música y cine. Nos han dicho que el tiempo no hace el olvido, ni la distancia. Que el tiempo lo cura todo, que un clavo saca otro clavo. Que a buen entendedor pocas palabras bastan, querer es poder, y que quien bien te quiere te hará llorar. Y mil estupideces similares. Y es que es cierto, ni el tiempo ni la distancia hacen olvido, lo hacemos nosotros, con nuestra cobarde elección de "vivir" nuestras vidas. Siguiendo con el refranero, podríamos decir, que esas elecciones son pan para hoy, pero hambre para mañana. Aunque siempre nos quedarán los fast food. Felicidades. Con un poco de "suerte", de esa que tanto os gusta hablar, e ingenio empresarial, en unos pocos años no conoceremos el significado de la palabra responsabilidad, y mucho menos, de la infelicidad. Seremos horriblemente felices en nuestros rebaños.

El tiempo lo cura todo, cierto es, físicamente por lo menos, cualquier entendido en medicina podría darme la razón supongo. Y un clavo saca otro clavo, claro que si, y con un poco de fuerza bruta dos clavos. Si a buen entendedor pocas palabras bastan, está claro la clase de entendedores que somos. Si el querer es poder ¿Por qué no puedo? Y si quien bien te quiere, te hará llorar. ¿Quien bien te jode, qué te hará?

Podemos hacer dos tipos de clasificaciones, por un lado, la vuestra. Es decir, los que tienen suerte, y toda su vida será un regalo divino, y los que no, los cuales vivirán a la sombra de los iluminados. Y la mía, en donde por un lado se encuentran los que hacen algo para que las cosas cambien, tanto para bien, como para mal, pero haciendo algo, al fin y al cabo; y los que, simplemente, esperan a que cambien, como si sus cortos brazos pendieran de hilos manipulados por algún extraño elemento.


Y desde mis delirios paranoicos, donde podría pasarme horas resultando absurda e incoherente, mientras que otros leen con recelo estos rollazos, y entre lineas encuentran meros intentos de resultar antitodo, y destacar dentro de lo que no se puede destacar, mientras que giran la cabeza y hace lo mismo, pero soplando a contraviento... Me voy a ver por donde sale el sol hoy. Si es que sale.





Mientras tanto, suerte.

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